El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), que fue inaugurado cerca de Ginebra por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), está llamado a responder a cuatro preguntas determinantes que traen de cabeza desde hace décadas al mundo de la física de las partículas:
- Hallar el bosón de Higgs, una partícula inestable calificada de "divina", puesto que muchos investigadores la han estudiado sin haber demostrado su existencia. Lleva el nombre del físico británico Peter Higgs, que la descubrió por deducción en 1964. Confirmar su existencia a través de la experiencia representaría la última pieza del rompecabezas llamado 'Modelo Estándar', que resume los conocimientos actuales de la física de las partículas.
El bosón de Higgs permitiría explicar el origen de la masa y por qué algunas partículas están curiosamente desprovistas de ella. En este desafío, la CERN rivaliza con el laboratorio estadounidense Fermilab, basado en Chicago, que utiliza el Tevatron, un acelerador que se desactivará progresivamente a partir de 2010. El Fermilab participa también en el experimento del LHC.
- Explorar la supersimetría, un concepto que permite explicar uno de los hallazgos más sorprendentes de los últimos años, esto es, que la materia visible sólo representa el 4% del universo. La materia negra (23%) y la energía oscura (74%) se reparten el resto. Una explicación sería que la materia negra está compuesta de partículas supersimétricas llamadas neutralinos.
- Estudiar el misterio de la materia y la antimateria. Cuando la energía se transforma en materia, produce un par de partículas así como su reflejo, una anti-partícula de carga eléctrica opuesta. Cuando una partícula y su antipartícula colisionan, se aniquilan mutuamente a través de un pequeño estallido de energía. La lógica haría pensar que la materia y la antimateria existen en el universo a partes iguales, pero la realidad es que la segunda es muy inhabitual.
- Recrear las condiciones que prevalecieron en el universo en las milésimas de segundo que sucedieron inmediatamente al Big Bang. La materia existía entonces bajo la forma de una especie de sopa densa y caliente llamada plasma quarks-gluones. Al enfriarse, los quarks se aglutinaron en protones y neutrones y en otras partículas compuestas. Colisionándolos, el LCH hará pedazos iones pesados que generarán brevemente temperaturas 100.000 veces más elevadas que la que se registra en el centro del sol. Estas colisiones liberarán entonces los quarks. Los investigadores podrán por lo tanto observar cómo éstos forman la materia.
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