Después de pregonar por aquí, allá y acullá que es el emblema, símbolo e identidad de la selección guaraní, Riquelme se llevó un enorme cubetazo de agua helada. Autoproclamada amante y novia del representativo nacional, despertó de su utopía para darse cuenta de que ni siquiera era considerada un affair.
La mismísima Asociación de Futbol de Paraguay salió a desmentir semejante concubinato, argumentando que Larissa ni es su emblema ni es su novia. La Selección es de todo el país, no de una mujer. Este pronunciamiento vino luego luego de que Riquelme presumiera que sería la madrina de Paraguay en su próximo partido oficial; evento al que no está invitada.
Una vez que me la despecharon y bajaron de su nube, Larissa recurrió a los cálidos brazos de Facebook para expresar sus sentimientos: "aunque el mundo esté en contra tuyo, yo estoy y estaré a tu lado".
Ni hablar, le bajaron los humos y nos queda claro que no es profeta en su tierra.
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