En las primeras horas del martes 9 de agosto, un tuit presentaba una imagen de la noria de Londres aparentemente en llamas. El mensaje decía "Oh Dios mío, esto no puede estar sucediendo". La imagen se propagó tan rápido como los desmentidos sobre la imposibilidad de que una estructura de acero pudiera ofrecer aquella imagen y se abrió un debate sobre los peligros del PhotoShop.
Por otra parte, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos prosigue los trabajos para almacenar y ofrecer la historia de los mensajes de la red social. En abril del año pasado la citada entidad y Twitter llegaron a un acuerdo en función del cual la primera archivará los tuits de los cinco años de historia de la red social. La biblioteca copiará los tuits públicos de los servidores de la red a los suyos, según ha explicado Bill Lefurgy, responsable de información digital de la biblioteca. Esta documentación será accesible a los investigadores acreditados.
Twitter está lleno de mensajes sin interés histórico, puro ruido. Sin embargo, con el uso de herramientas adecuadas de minería de datos se pueden obtener resultados en el análisis de tendencias sociales.
"Estamos muy contentos de estar involucrados en la adquisición de los archivos de Twitter porque es un registro único de nuestro tiempo", ha dicho Lefurgy. "También es una forma única de comunicación".
En la actualidad, a menos que se conozca la dirección exacta resulta laborioso rescatar mensajes con más de dos semanas de antigüedad aunque hay servicios que lo facilitan. Twitter gestiona cerca de 200 millones de mensajes diarios.
La conservación de la memoria digital preocupa a los historiadores. La renovación de los sitios hace que los contenidos desaparezcan. Organizaciones como Archive almacenan millones de páginas de la historia de la web.