Una mujer ve a un hombre fumando, y decide concientizarlo al respecto.
—Disculpe, señor, ¿cuántas cajetillas de cigarrillos fuma usted al día? —le pregunta.
—Tres —responde él.
—¿Cuánto cuesta cada cajetilla?
—Unos cinco dólares.
—¿Y cuánto tiempo lleva usted fumando?
—Diez años —dice el hombre—. ¿Por qué me lo pregunta?
—Porque si hubiera ahorrado el dinero que gastó en cigarrillos todos esos años, ahora podría comprarse un Lamborghini.
—¡Vaya! —exclama el sujeto, sorprendido—. Dígame, ¿usted fuma?
—No —contesta la mujer.
—Bien. ¿Y dónde está su Lamborghini?
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En la ciudad de Boston, un fanático de los Medias Rojas entra en un bar y ve sentado a un parroquiano que lleva puesta una gorra de los Yanquis de Nueva York. Contrariado, da una orden a gritos:
—Mesero, sírvales un trago a todos los amigos que están bebiendo aquí, menos a ese tipo de la gorra de los Yanquis. ¡Yo invito!
El hombre que usa la gorra de los Yanquis sonríe y dice:
—¡Gracias!
El aficionado de los Medias Rojas pide otra ronda de tragos para todos los presentes, excepto para el seguidor de los Yanquis, quien, una vez más, le da las gracias.
La escena se repite varias veces más, hasta que el fanático del equipo de Boston le pregunta al mesero:
—¿Qué le pasa a ese tipo? He pedido varias rondas de tragos para todos, menos para él, y sigue dándome las gracias. ¿Está loco?
—No, no está loco —contesta el empleado—. ¡Es el dueño del bar!
“Necesito hablar contigo” es una frase breve que tiene el inmenso poder de hacerte recordar cada cosa mala que haces en la vida.Aaron Karo, ruminations.com
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